La investigación apunta que las expectativas que los docentes tienen respecto a sus alumnos son un factor que influye en sus resultados. Es lo que se conoce como “efecto Pigmalión”. Estas expectativas sobre las capacidades o el potencial del alumno se relacionan con prejuicios y estereotipos presentes en la sociedad, y pueden acabar trasladándose a la relación con el alumnado y sus familias, a las propuestas de aprendizaje y también a la manera en que los centros educativos organizan sus estrategias de atención a la diversidad.

Eso nos lleva a preguntarnos hasta qué punto se puede revertir el peso de estos estereotipos e influir en las expectativas de los docentes para incrementar las oportunidades educativas del alumnado, especialmente de aquel en situación de vulnerabilidad.

Por ese motivo, a continuación apuntamos cinco lecciones o aprendizajes clave que hemos podido extraer del seminario “Pigmalión en el aula”, donde se presentaron las conclusiones del informe ¿Son efectivos los programas que intervienen en las expectativas del profesorado con respecto a su alumnado?, elaborado por Marc Lafuente.

Clave 1. El perfil y marco competencial docente como punto de partida

Para poder trabajar eficazmente las expectativas docentes dentro de los programas de formación del profesorado, es necesario redefinir el marco competencial docente, concretando las habilidades y los conocimientos que requiere este perfil.

“La observación, el diálogo, la mediación, la gestión de la diversidad y la interculturalidad son competencias clave asociadas al desarrollo y a la proyección de unas expectativas en positivo.”

A partir de este consenso, hay que diseñar la formación. Se propone hacerlo desde una óptica de itinerario formativo (de continuum) y no tanto en cajones estancos.

Clave 2. La fase de inducción a la docencia puede ser parte de la solución

Con el fin de superar la separación entre formación inicial y formación permanente, y mejorar la calidad del profesorado novel en los primeros momentos de incorporación al centro, la inducción puede resultar una buena respuesta para introducir en el centro estos programas de formación del profesorado con el fin de conseguir trabajar eficazmente las expectativas docentes y la atención a la diversidad.

La introducción de estos programas en la inducción a la docencia debería ser el momento para trabajar:

• Las competencias de gestión de aula (que en la formación inicial no se pueden trabajar).

• La identidad como profesional que aprende de manera constante. Es importante disponer de un apoyo formativo para contrastar dudas y garantizar que el acceso a la profesión no es una experiencia frustrante.

Clave 3. El centro educativo: el espacio para construir una cultura acogedora con los alumnos y las familias

¿Cómo creamos un centro acogedor y con altas expectativas con respecto a los alumnos? Los participantes en el seminario apuestan por dar voz a los alumnos y familiarizarlos con los procesos de aprendizaje, explicitando los procesos de aprendizaje de cada alumno o alumna: expectativas, resultados esperados… Un modo de hacerlo sería a través de la autoevaluación personal y académica de los alumnos, validada por sus familias.

Por otro lado, es importante no descuidar a las familias más vulnerabilizadas, quienes, por diversidad cultural, vulnerabilidades económicas, etc., pueden estar más alejadas de la institución escolar y pueden tener expectativas más bajas en relación con el futuro de sus hijos e hijas. Para hacerlo, se propone que desde el centro se cree un aula de acogida/escuela de padres y familias para sumar estas familias al centro y generar mayores conexiones entre la escuela y la familia: mayor asistencia a reuniones, conversaciones sobre la escuela, etc.

“Es importante que el centro dé a conocer especialmente a estas familias la importancia de sus expectativas en el desarrollo académico de sus hijos.”

En el caso de familias en las que ha habido el denominado “fracaso escolar”, hay que revertir la sensación de culpa de la situación y empoderarlas a través del acompañamiento, la escucha… Se propone la realización de talleres para compartir estas inquietudes.

Clave 4. Generar espacios de reflexión entre docentes y equipo directivo

Para ampliar las expectativas académicas del profesorado, es necesario generar en el centro educativo espacios genuinos formales y no formales de reflexión y escucha docente conjunta con el fin de diseñar formas de abordar los distintos casos del alumnado en los que influyen las expectativas de los docentes. Para eso es necesario compartir, en parte, la tutorización del alumnado, autorizando la voz de todos los agentes.

• Construcción conjunta de casos. Se recomienda incorporar a profesionales de la salud como miembros del equipo, no como supervisores.

• Espacio docente para compartir prácticas e inquietudes individuales.

• Formación semanal voluntaria para docentes con el fin de trabajar elementos concretos (entre ellos, expectativas) y, además, generar debates pedagógicos.

Clave 5: Establecer formatos de trabajo conjunto y en red con profesionales no docentes

Con el fin de sumar miradas poliédricas e integrales del alumnado, se destaca el potencial de incorporar a los programas agentes externos al centro y a sus espacios de reflexión. Algunas de las estrategias que se proponen para su aplicación son:

• Codocencia. Destaca especialmente el formato de parejas compuestas por un docente y un orientador encargado de ayudar al docente señalando las necesidades del alumnado en el aula.

Buscar perfiles de profesionales no docentes que aumenten las capacidades del centro de dar oportunidades: referentes comunitarios, TIS, TEA, etc.