Los niveles de abandono educativo en Cataluña son alarmantes, tanto a nivel general (16,9% de los jóvenes en 2022, frente al 9,7% de promedio europeo) como, sobre todo, entre los colectivos más vulnerables (20,4% entre los jóvenes con madres con estudios secundarios o inferiores, frente al 4,1% con madres de estudios superiores).

Una de las principales estrategias para combatir el abandono educativo prematuro es la orientación académica y profesional. Una orientación arraigada en el territorio, diseñada e implementada desde el ámbito local y basada en evidencias. Una orientación que tenga como objetivos prioritarios:

• Acompañar y apoyar a los jóvenes en sus transiciones y en la construcción de su proyecto de vida y profesional.

• Velar por la permanencia en el sistema educativo o, en caso de abandono, facilitar el retorno al mismo.

• Capacitar para acceder al mercado laboral (reconocimiento y validación de competencias) y gestionar su desarrollo en el mundo laboral.

Es necesario que los municipios cuenten con una estrategia local de orientación que aborde estos objetivos a través de la planificación del trabajo en red con el conjunto de agentes implicados en el territorio: centros educativos y servicios educativos, dispositivos municipales, entidades sociocomunitarias, tejido productivo, etc. Para ello, se requiere un auténtico liderazgo municipal, una asignación adecuada de recursos y un verdadero sistema de datos, información y análisis que facilite la comprensión del problema, la identificación, derivación y seguimiento de los jóvenes, y la evaluación del impacto de las intervenciones realizadas.