• A diferencia de otras políticas activas de ocupación que buscan exclusivamente la inserción laboral, permiten obtener titulaciones y desarrollar aspectos motivacionales y socioemocionales, decisivos para el retorno a la educación y para la transición al mundo laboral.

• Combinar el apoyo psicosocial y la orientación el trabajo académico y una fuerte conexión con el mundo laboral, y contar con equipos multidisciplinares y experimentados son características clave para su efectividad

• Funcionan mejor cuando incluyen trabajo o prácticas remuneradas y, si hay un vínculo de estos programas con las empresas y agentes del entorno.

Cataluña tiene desde hace años una de las tasas más altas de abandono educativo prematuro de Europa: en el año 2020, el 17,4% de los jóvenes entre 18 y 24 años no tenían ninguna titulación más allá de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y no estaban estudiando, y solo los efectos económicos de la pandemia lograron reducirla recientemente al 14,8%, una cifra igualmente alta. Esto implica que una gran cantidad de jóvenes quedan fuera del sistema educativo y expuestos a un mercado laboral que tampoco les brinda oportunidades, con una tasa de desempleo juvenil también de las más altas de Europa (27,3%). Además, la proporción de población joven desempleada que no sigue ningún itinerario formativo es de más del 21% (mientras que la media de la UE es del 14,4%). 

En respuesta a esta realidad, en los últimos años, las administraciones públicas y las entidades sociales han apostado por el desarrollo de programas de segunda oportunidad, dirigidos a los jóvenes sin la ESO o con pocas cualificaciones, y que se encuentran en una situación de vulnerabilidad personal, familiar y social. Ejemplos de ello son el programa "Noves Oportunitats" de la Generalitat de Cataluña y las escuelas de segunda oportunidad que se están implementando en muchos municipios. Se trata de programas que se distinguen de otras políticas activas de empleo porque integran un acompañamiento al desarrollo personal y el trabajo de habilidades académicas con el objetivo de obtener titulaciones que permitan retomar los estudios y favorecer las transiciones laborales.

Teniendo en cuenta la magnitud del abandono educativo prematuro en Cataluña y los esfuerzos que administraciones, entidades sociales e instituciones educativas están dedicando a ofrecer programas de segunda oportunidad, es necesario disponer de evidencias rigurosas sobre el impacto de estos programas en la reanudación de itinerarios educativos y en la mejora de las perspectivas laborales de los jóvenes a quienes se dirigen, y al mismo tiempo, saber qué características deben tener estos programas para que sean verdaderamente efectivos.